La leonesa que fue a la Primera Cruzada y acabó siendo señora de una parte de Cabrera

Su matrimonio la convirtió en condesa de Toulouse y marquesa de Provenza, viajó a Tierra Santa donde pudo ser reina de Jerusalén y tuvo a su hijo en Trípoli, pero regresó a León donde firmó grandes donaciones 

Marzo era para los romanos el mes de la guerra, porque consideraban la llegada de la primavera un buen momento para lanzarse al combate. También era para ellos el mes de las mujeres, porque en una ocasión las esposas de los romanos y los sabinos fueron las que lograron la paz entre ambos pueblos. Por ello, llegado marzo, y en homenaje a todas las mujeres de Cabrera y Valdería cabe destacar la figura de una mujer que alcanzó una considerable cota de poder en Cabrera en la Edad Media, aunque hubo varias más de las que escribo en el libro Cabrera y Valdería en la Edad Media.

Jimena Muñoz, madre de la infanta Elvira.

Jimena Muñoz, madre de la infanta Elvira.

La mujer en cuestión es Elvira Alfónsez, también conocida como infanta Elvira. Aunque se desconocen muchos capítulos de su vida, de ella se sabe que acudió junto a su marido a Tierra Santa durante la Primera Cruzada y que a su regreso a León fue nombrada señora de una parte de Cabrera. Hija del rey leonés Alfonso VI el bravo y su amante la noble berciana Jimena Muñoz, Elvira nació hacia el año 1079. Se cree que sus padres llegaron a casarse en 1078, aunque su matrimonio no fue considerado válido por sus lazos familiares, ya que ambos descendían de rey Bermudo II de León. Por este motivo Jimena Muñoz es considerada como concubina del rey y sus dos hijas, Elvira y Teresa, fueron consideradas ilegítimas aunque recibieron el tratamiento de infantas. Apenas hay información sobre la niñez de Elvira, aunque a la edad de 15 años, en 1094, su padre le organiza su casamiento con el conde Raimundo IV de Toulouse, convirtiéndose en la tercera esposa del aristócrata galo que ya contaba con 52 años y era tuerto de un ojo tras perderlo durante una peregrinación anterior a Jerusalén.

Condesa de Tolosa y marquesa de Provenza

Alfonso VI de León, padre de Elvira.

Alfonso VI de León, padre de Elvira.

La leonesa de 15 años y la dote aportada por Alfonso VI se trasladaron al norte de los Pirineos, al condado de Toulouse o Tolosa, y a pesar de la diferencia de edad con su esposo, al parecer, fue un matrimonio bien avenido. Convertida en condesa consorte de Tolosa y marquesa consorte de Provenza visitó con su marido monasterios e importó reliquias de santos de lugares lejanos. Sin embargo no duró mucho su  tranquilidad ya que en 1095 el Papa Urbano II hizo un llamamiento a nobles y gobernantes para que arrebatasen el control de Jerusalén de las manos de los musulmanes con promesas de recompensas tanto terrenales como espirituales. Raimundo era profundamente religioso y deseaba morir en Tierra Santa, por lo que tras el llamamiento papal fue uno de los primeros en tomar la cruz. Hacia octubre o noviembre de 1096, Raimundo y Elvira abandonaron su condado y partieron a Tierra Santa para luchar en la Primera Cruzada

Elvira y el más mayor y rico de los cruzados hicieron escala en Dirraquio, actual Durrës (Albania), y en Constantinopla, actual Estambul (Turquía), para arrebatar Nicea a los turcos en 1097. Avanzaron por el desierto de Anatolia, sobrevivieron a la batalla de Dorilea contra los musulmanes y participaron en la toma de Antioquía (Turquía) y otras ciudades. Convertido en líder de la Cruzada llegó a conquistar Jerusalén en 1099 y le ofrecieron la corona del nuevo reino pero él la rechazó. Las batallas se sucedieron en los meses siguientes y también las luchas con otros líderes cruzados por el poder de los territorios conquistados. Comenzó a construir la ciudadela de Mons Peregrinus (Monte del Peregrino) con el objetivo de que le sirviera para conquistar la ciudad libanesa de Trípoli. Allí daría a luz Elvira a su hijo en 1103. Se llamó Alfonso Jordán, en recuerdo de su abuelo, el rey de León, y de su bautismo en el río Jordán. 

Raimundo de Toulouse, primer marido de Elvira.

Raimundo de Toulouse, primer marido de Elvira.

En 1105 el castillo fue atacado e incendiado por lo que Raimundo, convertido en primer conde de Trípoli, sufrió graves quemaduras por todo el cuerpo. Elvira cuidó de su esposo durante meses hasta que falleció a consecuencia de las quemaduras el 28 de febrero de 1105. La viuda realizó junto a su hijo el largo viaje de regreso a Europa para volver al condado de Toulouse donde gobernaba su hijastro Beltrán, fruto de un matrimonio anterior del fallecido Raimundo, aunque pronto siguió los pasos de su padre para luchar en Tierra Santa, donde murió en 1112. Ello permitió que su hijo Alfonso Jordán, que tenía sólo 9 años, heredara todos los títulos y dominios familiares y se convirtiera en el nuevo conde de Toulouse y marqués de Provenza. Ante la minoría de edad de Alfonso, la leonesa se convirtió en la regente del condado y del marquesado

Segundo matrimonio y regreso a León

No fue una regencia fácil ya que el condado fue invadido y conquistado en 1114 por el duque Guillermo IX de Aquitania en nombre de su esposa Felipa, sobrina del fallecido Raimundo, ya que se consideraba la única heredera. Elvira y Alfonso se instalaron en Provenza desde donde intentaron recuperar el condado de Toulouse. Alfonso recuperó una parte en 1119, pero no se hizo con el control de todo el condado hasta 1123.

Antes, en 1117, Elvira, a sus 38 años, contrajo matrimonio con el conde leonés Fernando Fernández de Carrión fruto del cual tuvieron tres hijos: Diego, García y Teresa. Al parecer el matrimonio no fue muy feliz y 1121 se disolvió. No se volvería a casar, pero unos años después es cuando surge esa vinculación con Cabrera, y más concretamente con la Ribeira, o Ribera, y en parte también con Losada.

Señora de Ribera 

En 1137, aparece por primera vez como señora de Ribera en un documento del Monasterio de San Pedro de Montes relativo al pueblo de Casaio. En dicho escrito consta Ramiro Froila como señor de Valdeorras (dominante Iorres) y doña Elvira en Ribera (infante domna Gelvira in Ribeira). En 1142, como propietaria de Ribera, la infanta donó Santalavilla y el monasterio de San Pedro de Forcellas a la catedral de Astorga y en 1149 vuelve a firmar en una donación de un vecino de La Baña al Monasterio de San Pedro de Montes. El hecho de que firme donaciones en Casaio y La Baña hace pensar que no sólo era señora de Ribera sino que también lo era de Losada, en un tiempo en el que no figura ningún tenente de Losada (actual municipio de Encinedo). Además, en su firma aparece que es «señora de Ribera y de otros muchos (domna Gelvira dominante Ribera et alias plures)». Sin embargo, nunca aparece como señora de Cabrera (actual municipio de Truchas) y otra persona aparece en ese cargo durante el tiempo en el que Elvira fue señora de Ribera.

En los últimos años de su vida donó la villa de Noceda a San Pedro de Montes (1150) en un documento que firma ella y su hijo el infante Diego (Didacus) Fernández. Su firma aparece por última vez en 1156 en una donación de vecino de Pombriego a San Pedro de Montes y en abril de 1157 cuando hizo una donación a la catedral de Astorga. Debió fallecer ese mismo año a la edad de 78 años.

Tras la defunción, su cadáver fue conducido al monasterio real de San Benito de Sahagún, en el que también recibió sepultura su padre, el rey Alfonso VI y varias de sus esposas. Recibió sepultura al pie de la capilla de Nuestra Señora, que ella ordenó edificar entre el templo y la sacristía. En su sepulcro, desaparecido en la actualidad, aparecían esculpidas las efigies de Cristo y los Apóstoles y un epitafio esculpido en caracteres lombardos que decía: Falleció en las calendas de octubre la infanta Elvira, hija del rey Alfonso que tomó Toledo, que donó la cruz de oro y edificó la capilla de Santa María, e hizo mucho bien. Cuya alma descanse en paz. Amén.

Virgen procedente del monasterio de Sahagún que puedo situarse en el acceso la capilla donde Elvira fue enterrada.

Virgen procedente del monasterio de Sahagún que pudo situarse en el acceso la capilla donde Elvira fue enterrada.

«PRIDIE CALD OCTOBRIS OBIIT GELOIRA INFANTISSA FILIA REGIS ADEFONSI, QUI CEPIT TOLETUM, QUAE CRUCEM AUREA DEDIT, ET CAPELLAM SANCTA MARIA FABRICAVIT, ET MULTA BONA FECIT. CUJUS ANIMA REQUIESCAT IN PACE. AMEN»​.

A pesar de su relevante figura no se conserva ninguna pintura ni representación de la infanta leonesa. Por ello, esta información se acompaña de la virgen entronizada que presidió el tímpano de la capilla de Santa María donde fue enterrada Elvira. Dicha imagen, esculpida en mármol, está actualmente en el Museo Nacional de Arqueología.

Hasta aquí la vida de Elvira, infanta, condesa y marquesa, que pudo ser reina de León (lo fue su media hermana Urraca I, 12 años más joven) y de Jerusalén. Aún así, vivió una larga e intensa vida por Europa y Oriente próximo y demostró valentía y coraje para acudir a Tierra Santa en plena guerra contra los musulmanes y regresar viuda con el hijo que alumbró en Trípoli para luchar por su herencia.

Su relación con Cabrera y sus donaciones se encuentran ampliamente recogidas en el libro Cabrera y Valdería en la Edad Media que puede adquirirse en los puntos de venta autorizados y en la tienda web. También contiene abundante información de las cinco fortalezas, la decena de monasterios y los cerca de 70 pueblos medievales que había en ambas comarcas en el Medievo.

Sirva esta información como homenaje a todas aquellas mujeres cuya historia está aún por escribir.